No soy mis redes sociales....

Aún recuerdo cuando salía de mi casa. Estaba afuera, jugando en la hamaca o jugando a las escondidas, dándole uso a mis zapatillas.
Ahora los parques solo dan escalofríos, de lo callados que están.
Hoy somos una generación de teléfonos inteligentes y gente tonta.
Tener 20 millones de seguidores en Instagram, 700 retweets en Twitter, no te califican como la persona que sos. Podes tener 600 amigos en Facebook, y aún así, podes estar solo. Charlando con esos amigos, desde tu cama entre las cuatro paredes de tu habitación.
 No sos un número. Sos un ser humano.
Para que querer ser popular, cuando se puede ser único. Irrepetiblemente valioso.
Sos oro. Pero oro sólido. Del que ni el más millonario del mundo podría pagar.
La vida no es como te la pinta Tumblr o Pinterest.
¿Querés una vida plena y real o una falsa y llena de filtros?
La vida no se edita, se vive. Se siente. Se disfruta.
Estás en una época en donde compartís todos tus mejores momentos, pero dejas afuera la emoción.
Viví tus años de la manera más genuina posible, porque después no vuelve.
No hagas de una red social una prioridad.
Hacete notar por lo que sos, no por la ropa que te compraste.
Mostrale al mundo el valor que tenés. Que sos mucho más que todos esos me gusta, esos favoritos, esos filtros.
Aprovecha todo lo que puedas de tu día. Crea conexiones reales.
Levanta la mirada del teléfono y mira todo lo que te estas perdiendo alrededor.
Es tan lindo mirar a los ojos a una persona....
Toda esta tecnología que tenemos es solo una ilusión.
Dejá de ser un esclavo de esto. No permitas que te domine. No dejes que tu egoísmo le gane a tu humanidad.
Dejá de querer contarle a la gente lo que hiciste, para solo hacerlo con esa persona a la que realmente querías contárselo.
Nos estamos volviendo antisociales, dejamos de encontrar la satisfacción en vernos los unos a los otros.
El momento en que revisás todo lo que hiciste, sólo por darle tu atención a la vida y lo contento/a que estás de no haberla desperdiciado al mirar abajo un invento.
Tenemos una existencia finita y un número de días contados. Porque no hay nada peor al final, que el arrepentimiento.
Y si llegaste hasta el final, ahora te digo que vayas y vivas una vida real.


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